Voluntarias para cambiar el mundo

Las mujeres participan en mayor número que los hombres en actividades voluntarias y por voluntariado entendemos lo que recoge la Ley de Voluntariado (Ley  45/2015 del 14 de octubre): la actividad ha de realizarse en el marco de una organización de voluntariado, debe tener una naturaleza solidaria, realizarse libre y voluntariamente y sin retribución salarial.

Si cambiamos organización de voluntariado por vivienda familiar, la definición nos valdría de igual modo para describir todo el trabajo de cuidados que las mujeres llevan a cabo aún de manera mayoritaria. Y por cuidados entendemos el de las criaturas pero también el de las personas mayores, las personas con discapacidad y todas las actividades que se realizan en los hogares y que resultan imprescindibles para la supervivencia de las personas que conviven en ellos, para que puedan desarrollar, en su caso, empleos en el espacio público y, en definitiva, para que la sociedad funcione. Pensemos en que son actividades que requieren de espíritu solidario, se realizan de forma libre y no están remuneradas. Quizá la mayor diferencia radique en que el voluntariado tiene un reconocimiento social que es casi inexistente para los trabajos reproductivos.

No es por tanto casual que haya más mujeres voluntarias que voluntarios. Culturalmente están acostumbradas a cuidar de su entorno. Pero es que sobre todo, este sostenimiento de la vida sin que medie intercambio económico, es una brecha de humanidad en un sistema que prima la productividad ante todo y, por supuesto, por encima de las personas.

Porque las mujeres, el 8 de marzo pero también todos los días, no solo queremos igualdad en los ámbitos que tradicionalmente han sido ocupados por los hombres, pretendemos sobre todo, un cambio de paradigma, de modelo, de sistema. Una nueva realidad en la que el cuidado sea el centro de todo, de las relaciones privadas entre las personas, de los espacios de socialización, que vertebre los espacios laborales y el respeto al medio del que formamos parte. Un mundo diferente que valore lo que en realidad es básico para todas las personas, el cuidado, el acompañamiento, el apoyo mutuo y la solidaridad.

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